El lagarto verde

El 10 de julio se conmemora el aniversario 120 del natalicio de Nicolás Guillén, y sus versos saben, como el buen ron, cada vez mejor. Nacido en la provincia de Camagüey,Cuba, en 1902, describió una trayectoria de vida que roza el margen de lo extraordinario. El catolicismo escolar y el liberalismo paterno le darían, desde pequeño, un profundo y nunca extraviado sentido de la justicia. Desde la dolescencia, el joven mulato descubre las pasiones de la tipografía, del periodismo y, principalmente, de la poesía, arte que tocó de manera primeriza pero intensa en las lecciones de preceptiva literaria que dictaba en horario nocturno el profesor Tomás Vélez, con quien aprendió el amor al Siglo de Oro y de su trinidad: Góngora, Lope y Quevedo.

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Boletin Maceo-Che

Llega el sexto mes del año y todos los Cubanos pensamos en una fecha significativa: el 14 de junio. Ese día quiso la historia, hacer coincidir el Nacimiento de dos grandes hombres. Por su talent y rebeldía Antonio Maceo Grajales y Antonio Guevara de la Serna se igualan en tiemp, se unen por su lucha a favor de la independencia del pueblo Cubano. Bravura y entereza los distinguen. A u n q u e llegaron al mundo en s i g l o s diferentes, la fecha resulta propicia para que cada año la Mayor de las antillas les rinda tribute a estos dos héroes. Ochenta y tres años separan sus nacimientos, pero muchos son los puntos en contacto entre estos dos hombres. Maceo, urgido por las circunstancias del exilio, recorre varias naciones de América Latina, mientras que el guerrillero Cubano – Argentino, llevado por su afán de conocimientos y aventuras, también transita por gran parte de la Geografia latinoamericana. Ambos en su momento y como parte de las luchas por la independencia de Cuba, protagonizaron la invación de Oriente a Occidente. El Titán de Bronce junto al Generalisimo, Máximo Gómez, evidenció sus cualidades exepcionales de estratega militar durante la epopeya de 1895, y sus gloriosas heridas en combate fueron sus más grandes trofeos de Guerra. Muchos años después, a finales de 1958, el Che reeditó junto a Camilo Cienfuegos otra
invasion de Oriente a Occidente durante la Guerra de liberación contra la tiranía de Fulgencio Batista. Profundo sentido de dignidad y humanismo caracterizó a los dos combatientes, que, como detallan los estudiosos de sus vidas, siempre b u s c a r o n conocer las inquietudes y anhelos de los soldados bajo su mando. Tanto Maceo como el Che se preocuparon por la suerte del mundo. El protagonista de la Protesta de Baraguá expresó su deseo de c o m b a t e r también por la libertad de Puerto Rico, mientras que Ernesto Guevara partió hacia otras tierras preocupado por la suerte de los más humildes. La historia se encargó de unir a estos dos valerosos y honestos hombres, que dejaron una profundal huella en la contienda de Cuba, pero también en toda América Latina. De ellos diría el eterno líder de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz: “Maceo era ya un personaje legendario cuando el Che vino al mundo. Si uno afirmó que quien intentara apropiarse de Cuba recogería el polvo del suelo anegado en sangre si no perecía en la lucha, el otro anegó con su sangre el suelo de Bolivia tratando de impedir que el imperio se apoderara de América Latina. Ambos fueron invasores de Oriente a Occidente; ambos murieron en combate; ambos son hoy símbolos insuperables de valor e intransigencia revolucionaria ”

 

El mal Abogado

En el Museo Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes se puede leer una rima satírica que le dedicara alguno de sus muchos enemigos luego del alzamiento de La Demajagua: «Presidente estrafalario, / en quitando a Cuba un ente / se verá que el presi-dente / se convirtió en presi-diario. / Tus esperanzas fallidas / hoy ven tu asunto fallado / que siempre el mal abogado / defiende causas perdidas».

El director del museo, el historiador Javier Andrés Vega, nos habla de cómo solemos obviar la vida profesional de Céspedes como jurista antes de convertirse en prócer. Nos cuenta de su oficina, de su bufete, nos dice que estudió en La Habana y se graduó de Derecho. «Como usted», me señala, y yo le respondo: «Pero mi Facultad se llama Ignacio Agramonte, así que…». Él sonríe y dice que no hay problema con eso. Sí, Céspedes y Agramonte tuvieron desavenencias, encontronazos, pero supieron poner la Revolución por encima de todo eso. «Y luego hasta se pusieron de acuerdo», agrego yo.

El profesor Vega habla, entonces, de que Agramonte era la continuidad natural de Céspedes, el hombre joven que, en caso de fallecer el Padre de la Patria, fungiría como líder principal de la Revolución. Pero Agramonte murió primero y Céspedes, que también tenía enemigos dentro del Ejército Libertador y la Cámara de Representantes, fue destituido.

A la sombra de frondosos árboles, en el patio trasero de la casa, pienso en el exilio forzoso de Céspedes en San Lorenzo. Defenestrado, sin escolta, seis balas en su revólver: cinco para los españoles y una final para él mismo. Sabía que en aquel tiempo se dedicó a alfabetizar a niños de la zona, pero no conocía el cómo.

«Ese copey lo trajimos de San Lorenzo y lo sembramos aquí», me dice Javier Andrés. «Y a la sombra de un copey era que Céspedes enseñaba a leer y a escribir a los niños», pensé y respondí yo. El director negó con la cabeza, dejando ver una media sonrisa. Me sentí ignorante. «Céspedes no tenía papel ni pluma: usaba las hojas del copey como cuartilla y una rama como lápiz».

Me emocioné, pero logré manejarme con éxito. Di una vuelta por el patio, me hice el que estaba mirando una tarja. Ni una lágrima, éxito total. Ana Mola, especialista y fundadora del museo, nos contó que cuando Fidel visitó el lugar también se emocionó. Unos niños de la escuela de música local tocaron algo de Tchaikovsky y él pidió luego algo relacionado con Bayamo. La profesora, temblorosa, con un instrumento de uno de sus alumnos, tocó La Bayamesa. Y el hombre no lloró, así que yo tampoco podía caer en eso.

Casi pierdo la partida cuando me asomé al mismo balcón desde el cual Fidel habló al pueblo por más de una hora. El director Vega, sádico, se me paró al lado y trató de pulsar mis cuerdas: «¡Una vista privilegiada al parque, la estatua de Céspedes, las palmas, las dos banderas, las montañas al fondo…». Pero aguanté. Me sentí orgulloso de mi inteligencia emocional.

Sin embargo, ni Javier Andrés ni Ana se dieron por vencidos y nos llevaron a una sala donde se exhibían banderas cubanas, tanto la de Narciso López como la de Céspedes. Y allí nos hicieron ver que, aunque no sabían aún con precisión la historia detrás de esas banderas, sí conocían que habían estado en nuestras guerras independentistas. Estaban manchadas de sangre y lodo, desgastadas, rotas. Dos jirones de la bandera que acompañó al Padre de la Patria hasta San Lorenzo estaban preservados en una urna. «Si Fidel no lloró, yo tampoco», pensé. Y seguí aguantando.

Al final del recorrido me obligaron a firmar el libro de visitas. Yo quería escribir algo sobre el oficio de mal abogado, sobre las esperanzas justas; escribir que yo también abrazaba la causa de la Revolución, como Céspedes, como Fidel, aunque fuese una causa perdida. Mas de solo pensar en eso se me nublaba la vista, así que decidí agradecerle a la gente buena y decente, a las personas patriotas y comprometidas de aquel museo por el privilegio de aquella tarde.

El director del museo, Javier Andrés Vega, «un hombre cruel», me pidió entonces que leyera lo que había escrito. Y rompí a llorar.

NORMA ACTUALIZADA DE PUBLICACIÓN PARA LOS AUTORES

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Antonio Bachiller y Morales

Los 7 de junio se celebra en nuestro

Antonio Bachiller y Morales

Lo hacemos en homenaje al nacimiento de Antonio Bachiller y Morales el 7 de junio de 1812 , uno de los más insignes intelectuales cubanos: prolífico periodista, historiador, abogado y bibliógrafo, considerado como el padre de la bibliografía cubana. Esta fecha tuvo su origen en 1950 por iniciativa del periodista César García Expósito.

país el día del bibliotecario cubano

Gracias por acercarnos a los libros, por iniciarnos en el placer de la lectura y tu compromiso con la lectura. A ti te deceo Feliz día del Bibliotecario.

Homenaje a Nuestro Héroe Nacional

La comunidad universitaria se reúne hoy, a modo de conversatorio, para homenajear los 127 años de la muerte de Nuestro Apóstol Nacional. Dirigido por el DrC. José Rolando Vázquez Labrada, Jefe del Departamento de Marxismo e Historia, realiza un intercambio ameno con los presentes, donde salen a florecer los ideales de José Martí, atemperados a los momentos actuales en que vive la humanidad, demostrándose una vez más que fue un visionario en su tiempo.

Exposición «Junto al Héroe de Dos Ríos»

Concurso: Una imagen, un propósito

Convocatoria: Revista Magisterio

Boletín La Cafetera en saludo al 4 de abril